Homilía 29 de abril 2012
Cuarto domingo de Pascua
Cuarto domingo de Pascua
XLIX Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones
Fuente de la imagen: arturosalerno.com |
Con frecuencia se
nos critica a los cristianos, especialmente a los católicos, o se piensa de
nosotros, que somos personas sin libertad, que siguen a pie juntillas lo que
dice el papa o los obispos, como si fuéramos ovejas mansas y obedientes, sin
personalidad propia. Y hoy se rechaza este rol de oveja al considerarlo opuesto
a la idea de la modernidad, entendida como la época en que el hombre ha llegado
a la mayoría de edad y puede y debe decidir por sí mismo respecto a su vida y a
su destino. Sin embargo, si miramos con atención a nuestro alrededor, a nuestra
sociedad, nos damos cuenta de todo lo contrario. Lo que caracteriza nuestro
entorno es el fenómeno de la masificación, de que todos hacen y piensan más o
menos lo mismo, de que las personas están
sujetas a todo tipo de manipulaciones, presiones y persuasiones ocultas y no
tan ocultas. Así se siguen, sin pararse mucho a pensar, determinados modelos de
bienestar y de felicidad que se proponen o imponen desde los mass media,
modelos de conducta y de lo que es deseable, de lo que ‘hay que ser y hacer’,
de lo que es bueno hablar, de que significa progreso, de lo que deberíamos
sentir, de lo que es políticamente correcto e incorrecto, de donde debemos buscar
la vida y felicidad, de lo que significa una vida plena y realizada... Y las
personas siguen estos modelos con la angustia de que si no lo hacen se quedan
atrás, se ‘desfasan’. Así las personas hacen lo que ‘hacen todos’ para no
quedarse fuera de la foto. Si lo miramos bien, el hombre y la mujer de nuestro
tiempo y de nuestra sociedad, - y quizás nosotros mismos también - sí se parece a una oveja. Y si es una oveja,
cabe preguntar inmediatamente: ¿quién es su pastor? Es un pastor bueno, que
cuida de ella, que la ama, que busca su bien, que la conduce a buenas praderas,
que la defiende de los lobos, o es un mercenario al que no le importan las
ovejas y que sólo persigue su propio interés.
Fuente de la imagen: maranatha.it |
Este domingo cuarto de Pascua se llama
Domingo del Buen Pastor porque en él se nos proclama un pasaje del capítulo
diez del evangelio de san Juan en el que el Señor usa esta imagen para hablar
de sí mismo y de su relación con nosotros. Él es el buen pastor - o kalós, en griego - el pastor ‘noble’,
‘hermoso’, ‘bello’, y es hermoso porque de verdad le importan las ovejas, busca
su bien, no es un asalariado; él da la vida por ellas. Además las conoce, las
llama por nombre una a una, sabe lo que necesitan, de qué pie cojean. Entenderíamos
quizás mejor esta imagen si nos retrotraemos a los tiempos de Jesús o si
miramos a los pastores de los pueblos nómadas o seminómadas de hoy, como los
beduinos. La relación entre el pastor y su rebaño es muy estrecha, casi
personal, no es una relación meramente comercial e interesada; es una relación
que se va fraguando a través de largas horas pasadas juntos en la soledad del
desierto. También debemos tener en cuenta para interpretar bien esta imagen los
textos del Antiguo Testamento que hacen referencia a ella, textos en los que
Dios se lamenta de los malos pastores que explotan a su pueblo y en los que
promete que será él mismo el que pastoreará a Israel. Jesús, de hecho, utiliza
esta imagen en el contexto de la disputa con los fariseos después de haber
curado el ciego de nacimiento. Al utilizarla reclama para sí un título
mesiánico y quizás también veladamente alude a su divinidad.
A nosotros
no nos importa que se nos considere ovejas de este pastor, más bien, todo lo
contrario, nos honra. Sabemos que este pastor es bueno, que nos ama y nos quiere
dar la vida en abundancia; es el que no lleva a los buenos pastos, el que
quiere nuestro bien. En la medida en que los demás pastores de la Iglesia lo
hacen presente, también los seguimos a ellos, desde el papa a nuestros obispos
y sacerdotes. Reconocemos en su voz la suya y en su caridad pastoral la del
único pastor. Los demás seguirán los pastores que quieran, o creerán falsamente
ser autónomos y decidir por su cuenta. Nosotros sabemos en quien hemos puesto
nuestra confianza.
Hay una frase
que dice Jesús en el evangelio de hoy que no quiero pasar por alto, porque es
muy importante. Jesús habla de ovejas que no son de este redil, que también las
tiene que traer para que haya un solo rebaño y un solo pastor. Aquí encontramos
el fundamento de la labor ecuménica e interreligiosa que llevan a cabo los
cristianos y los hombres de buena voluntad. Hay ovejas del Señor que no forman
parte visiblemente de la Iglesia Católica, ni tampoco de otras Iglesias y
comunidades cristianas, y que sin embargo pertenecen al Señor y están llamadas
en los tiempo de Dios, no en los nuestros, cuando y como él quiera, a formar
parte del único redil. Redil que es mucho más amplio y variado de lo que nos
imaginamos.
Hoy
domingo del Buen Pastor celebramos también la Jornada Mundial de Oración por
las Vocaciones. En el cartel que ha realizado la Conferencia Episcopal Española
para esta Jornada, se ve una playa en cuya arena hay una cruz y la
frase: “Tú sabes que te quiero”. Es lo que le dice san Pedro al
Señor resucitado a orillas del mar de Galilea cuando por tres veces le pregunta
si le quiere. Es una frase que podemos repetir cada uno de nosotros. Por muchos
errores que hayamos cometido, por muchas voces de otros pastores que hayamos obedecido,
por muchas veces que le hayamos negado, podemos sinceramente decir: “Tú, Señor,
sabes que te quiero”. Y a cada uno de nosotros el Señor nos da una orden como
se la dio a Pedro, una misión. A algunos nos pide hacerle presente como buen
pastor. Es una misión apasionante que tiene su fundamento en una relación de
amor especial con el Señor. A otros les pide otras cosas, que sean un buen
padre o una buena madre de familia, que hagan presente la buena noticia en sus
ambientes…
Pidamos hoy especialmente por las
vocaciones sacerdotales que, como dice el papa en su mensaje para esta Jornada,
son dones de la caridad de Dios. Dones que hemos de pedir sin desfallecer, como
la viuda del evangelio.
He leido el comentario del Buen Pastor.le doy gracias al Señor que por su infinita misericordia pertenezco a su redil aunque no siempre he obedecido su voz,pero el no me ha dejado marcharme, con slicitud me ha atraido hacia El, Hago mi patición por todas las vocaciones nativas para que los buenos Pastores sigan aumentando y el reimo de Dios se haga una ealidad entre nosotros.
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