Homilía Domingo 25 de
noviembre de 2012
XXXIV Domingo del
Tiempo Ordinario (ciclo B)
Solemnidad de
Jesucristo, rey del universo
Santa Catalina de
Alejandría, titular de la parroquia
Santa Catalina de Alejandría (Sig. XVII) Monsaterio de Santa Catalina Monte Sinaí (Egipto) |
En la
tradición oriental Santa Catalina de Alejandría es venerada como ‘megalomártir’,
la ‘gran mártir’, la insigne testigo de la verdad, ya que la raíz griega de la
palabra ‘mártir’ significa ‘testigo’ y el prefijo ‘mega’ indica ‘grande’.
Catalina con su vida y sobre todo con su muerte dio testimonio de la verdad, del
Señor, y mostró que nada está por encima de él. Que, puestos a elegir entre
Jesucristo y el emperador hay que elegir a Jesucristo por mucho que cueste,
aunque sea a precio de la muerte, ya que el Señor la ha vencido. Por eso
también se la venera como sabia, patrona de los filósofos. Poseía la sabiduría
de la cruz de la que habla san Pablo; esa sabiduría que reconoce que la cruz
del Señor es una victoria y que participar en los sufrimientos de Cristo, ‘completando
en nuestra carne lo que falta a su pasión’, es una gran gracia y el camino seguro
para llegar a la resurrección. Catalina fue también según la tradición una
mujer valiente, llena de fortaleza para aguantar los tomentos a los que la sometían quienes querían que abandonase la verdad que ella había conocido y abrazado.
annusfidei.va |
La fe de santa Catalina contrasta
mucho con la nuestra, la que vivimos en nuestra cultura tan marcada por la
‘dictadura del relativismo’ de la que hablaba el entonces cardenal Ratzinger al
empezar el cónclave que le elegiría papa. Ella nos puede enseñar mucho en estos
tiempos de crisis de fe, de ‘fe débil’, de una fe que con frecuencia cede ante
la ‘dictadura del relativismo’ que tilda de fanática una fe firme que reconoce
una verdad definitiva que vale para todos. El Año de la fe convocado por el papa, y la Misión Madrid que nos propone nuestro obispo diocesano, quieren ser
una respuesta de la Iglesia a esta situación difícil que se vive sobre todo en
los países de antigua cristiandad como el nuestro, donde los obispos han
señalado que ha tenido lugar una ‘apostasía silenciosa de la fe’. El Año de la fe y la Misión Madrid pretenden ser una invitación a que fortalezcamos
nuestra fe y demos testimonio de ella ante el mundo, promoviendo así una nueva evangelización. El papa en la
Carta Apostólica Porta fidei con la que
convoca el Año de la fe nos sugiere
como fortalecerla: redescubriendo y rehaciendo el camino que nos has llevado a
la fe y reflexionando sobre ella, como acto de confianza en Dios y como
contenidos que confesamos como verdaderos.
misionmadrid.es |
En el
evangelio de hoy vemos como Jesús reconoce ante el escéptico Pilato que es rey,
pero que su reino no es de este mundo, no está al mismo nivel que los reinos y
gobiernos temporales, es de un orden distinto, de un orden ligado a la verdad:
“Tú los dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.
Jesús da testimonio de la verdad con su vida, sus enseñanzas, sus milagros, y
sobre todo con su muerte y resurrección; por eso decimos que es el primero de
los mártires, el primer testigo de la verdad en sentido pleno. Su vida es la
encarnación de la verdad; él mismo es la verdad. De ahí que los que ‘son de la verdad’,
los que la buscan con corazón sincero, escuchan su voz, son atraídos por él.
Benedicto XVI repite muchas veces que la verdad no es una serie de conceptos o
preposiciones, es una Persona, es Jesucristo. Encontrarnos con él, nos lleva a
reconocerle como único Señor, único rey, muy por encima de todo lo demás, y a
dar testimonio de esta verdad ante el mundo, sabiendo que todos los enemigos ya
han sido vencidos aunque esto aún no se perciba claramente.
Jesucristo, señor de la historia Fray Angélico (1447) Catedral de Orvieto (Italia) |
Fuente imagen: gloria.tv |
Esto es lo que implica reconocer a
Cristo como rey. Este es el verdadero significado de lo que decían los mártires
españoles de la persecución religiosa del siglo pasado cuando morían con el
grito “Viva Cristo Rey” en los labios. Reconocer a Cristo como rey significa
habernos encontrado con él como ‘camino, verdad y vida’, y dar testimonio de
ello. ¡Que nuestra santa, la gran mártir Catalina de Alejandría, nos mueva con
su ejemplo a ello y con su intercesión nos ayude a tener una fe más firme en estos tiempos de relativismo!