Homilía en la
festividad de la Congregación de Nuestra Señora
de Sión en el Centro de Estudios Judeo–Cristianos de Madrid
de Sión en el Centro de Estudios Judeo–Cristianos de Madrid
20 de enero 2016
Lecturas: Isaías 62, 1-5;
Salmo 95; Juan 2, 1-11
Queridos amigos y hermanos:
Saludo muy cordialmente a las autoridades y a los miembros de
la comunidad judía presentes en esta
Entre otros, estuvieron presentes en la celebración: D. Isaías Barroso, director del CEJC; D. José Miguel García, director del Secretariado de la CEE para la Educación y la Catequesis... |
celebración, a los sacerdotes concelebrantes,
a las personas ligadas a este Centro de Estudios Judeo-Cristianos de Madrid, que lleva
ya más de 40 años realizando una labor encomiable de acercamiento y
conocimiento mutuo entre la Iglesia y la comunidad judía aquí en nuestra ciudad
y en España. Agradezco mucho la invitación de la directora, Mayte Rodríguez, a
presidir esta celebración en el día de la fiesta de la Congregación de Nuestra Señora de Sión.
Recordamos en este día la aparición de la Virgen de la Medalla Milagrosa a
Alfonso Ratisbonne en 1842, en la Iglesia de Sant’Andrea delle Fratte en Roma,
fundador, con su hermano Teodoro, de la Congregación religiosa a la que se encomendó
este centro cuando lo erigió el Arzobispado de Madrid en 1972.
Estamos, queridos hermanos y amigos, viviendo un momento de
gracia, un tiempo favorable, un kairós
especial, para las relaciones entre la Iglesia y el pueblo judío que debemos
saber aprovechar no solo por nuestro propio bien sino también cara a nuestra
misión respecto a toda la humanidad. Después de la Shoah todos tenemos la firme
determinación que algo así nunca más debe pasar. Esto significa vigilancia
constante ante cualquier injusticia que se cometa contra una minoría,
reconocimiento de la maldad que puede anidar en el corazón del hombre y de la
mujer, intolerancia ante el odio, los prejuicios y las discriminaciones por
motivos religiosos o de raza. Estas actitudes conviene renovarlas
frecuentemente como haremos el próximo 27 de enero, aniversario de la liberación
del campo de Auschwitz-Birkenau.
...D. Daniel Kutner, embajador de Israel en España; D. Itsvan Benyhe, agregado de Cultura y Educación de la embajada de Hungría en España... |
La Shoah fue también la que entre otros factores llevó a la
Iglesia a replantearse su forma de entender y relacionarse con el pueblo judío,
ya que advertía el claro hecho de que la ideología nacionalsocialista podía
haber encontrado un terreno fértil en la predicación cristiana sobre el
judaísmo. Este replanteamiento dio como fruto ese documento tan importante del
Concilio Vaticano II, la declaración Nostra aetate, de la que se cumplieron
el pasado 28 de octubre 50 años de su promulgación. Es difícil exagerar el
cambio que este documento supuso para las relaciones de la Iglesia con el judaísmo;
por nuestra parte significó un no inequívoco e irrevocable a toda forma de
antisemitismo, un sí nítido al reconocimiento de las raíces judías del
cristianismo y a nuestro patrimonio común, un no claro a la doctrina de la
maldición y reprobación del pueblo judío a causa de su presunta culpabilidad en
la muerte de Jesús.
El cambio que supuso la declaración Nostra aetate se fue concretando con los años en otros documentos posteriores,
en organismos que surgieron para el diálogo y el conocimiento mutuo, en reuniones
de distinto tipo y en diversos actos, pero, sobre todo, como dijo el papa
Francisco en el Templo Mayor de Roma el domingo pasado, en que de “enemigos y
extraños hemos pasado a ser amigos y hermanos”. Es bueno recordar aquí algunos
de los acontecimientos de estos últimos 50 años porque hacer memoria de ellos es
también una forma de dar gracias a Dios en esta Eucaristía que estamos
celebrando. Así los viajes a Tierra Santa de los papas, la petición de perdón
que hizo Juan Pablo II, el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel,
las visitas a la sinagoga de Roma de los tres últimos papas, las conversaciones
con el Gran Rabinado de Israel…
El papa Francisco en el Templo Mayor de Roma (17/1/2016) Fuente de la imagen: elpuntero.com |
Permitidme destacar tres acontecimientos más recientes que
creo nos marcan una línea a seguir en este momento favorable que estamos
viviendo de nuestras relaciones: la XXII reunión en octubre de 2013 del Comité
Internacional de Enlace Judío Católico en Madrid que tuve el honor de organizar
localmente con la inestimable ayuda de Carolina Aisen, secretaria de la
Federación de las Comunidades Judías de España; el documento “Los dones y la
llamada de Dios son irrevocables”, de la Pontificia Comisión para las
Relaciones Religiosas con el Judaísmo, hecho público el 10 de diciembre de 2015
y la visita del papa Francisco al Templo Mayor de Roma del pasado domingo 17 de
enero.
Lo que descubrimos en estos acontecimientos es que la
relación entre la Iglesia y el pueblo judío es especialísima, de ahí la
expresión “hermanos mayores” que utilizó Juan Pablo II, o “padres en la fe” de Benedicto
XVI en la misma sinagoga de Roma. El resumen de nuestros avances teológicos de
los últimos años lo podemos encontrar en esa afirmación del papa Francisco en
el Templo Mayor de Roma de este domingo: “Los cristianos, para comprenderse a
sí mismos, no pueden dejar de hacer referencia a las raíces judías, y la
Iglesia, mientras que profesa la salvación por la fe en Cristo, reconoce la
irrevocabilidad de la Antigua Alianza y el amor constante y fiel de Dios por
Israel.”
Desde la Iglesia creo que tenemos que seguir profundizando en
esta línea de la irrevocabilidad y
perenne validez del pacto de Dios con Israel
y lo que esto significa. En el documento de la Pontificia Comisión para las
Relaciones Religiosas con el Judaísmo del pasado 10 de diciembre se afirma: “La
tierra nutricia de ambos, Judíos y Cristianos, es el Judaísmo del tiempo de
Jesús. Éste no sólo originó al Cristianismo, sino también, tras la destrucción
del Templo en el año 70, al Judaísmo rabínico post-bíblico, que desde entonces
tuvo que sobrevivir sin el culto sacrificial, dependiendo exclusivamente para
su desarrollo ulterior de la oración y la interpretación de la revelación
divina tanto escrita como oral. Así Judíos y Cristianos tienen una misma madre
y pueden ser considerados como si fueran dos hermanos que - como suele
acontecer normalmente entre hermanos – se han desarrollado siguiendo
direcciones diferentes” (n. 15).
...D. Miguel de Lucas, director general del Centro Sefarad-Israel; D. Mauricio Toledano, secretario general de la FCJE; D. Gabriel Perry, presidente de la Comunidad Judía Bet-El... |
Por otro lado, desde el Judaísmo habría que aclarar las
posibilidades de un verdadero diálogo teológico con los cristianos. El año pasado
tuve la suerte de participar en un encuentro en la Yeshiva University de Nueva York entre unos pocos obispos católicos, la mayoría franceses, y los
profesores de esa universidad que es referencia para el judaísmo ortodoxo.
Preguntamos en esa ocasión si seguía siendo válido para ellos lo que había
escrito en 1964 el famoso rabino y profesor de esa universidad Joseph Soloveitchik, en su conocido ensayo Confrontation (pdf en inglés),
es decir, que el diálogo teológico con los cristianos no es posible. El profesor
David Berger, hablando en representación del claustro de la universidad, nos
dijo que sí, que para ellos seguía vigente, que podemos y debemos hacer muchas
cosas juntos por el bien de la humanidad, pero de teología y escatología no
podemos hablar, porque en el fondo la experiencia religiosa de cada cual es
incomunicable y hablar de ella supone un peligro de contaminación: En un documento reciente del pasado 3 de diciembre,
que va en una línea diferente y que muchos rabinos también ortodoxos firmaron,
se reconoce los cambios que han tenido lugar en estos años en la actitud de la Iglesia y se afirma, citando
a Maimónides, que el surgimiento de la Iglesia no debe ser considerado como un
accidente o un error, sino como algo querido por Dios y un don para las
naciones. Creo que debemos juntos seguir profundizando y hablado de esto,
también en lugares como este Centro de Estudios Judeo-Cristianos de Madrid,
para conocernos mejor a nosotros mismos y al otro.
Evidentemente, junto al diálogo teológico, debemos también
llevar adelante nuestro compromiso a
....D. Raphael Benatar, secretario y portavoz de la CJM; D. Ricardo Iglesias, jefe de Relaciones externas del Ayuntamiento de Madrid... |
favor del mundo, como tarea que el Creador
nos ha confiado. Así debemos custodiar nuestra casa común, defender toda vida
humana que reconocemos sagrada y luchar por la justicia y la paz. En este
sentido es mucho de agradecer lo que la comunidad judía está haciendo en favor de
los cristianos perseguidos.
Concluyo, hermanos y amigos, dirigiendo nuestra atención a la
Palabra de Dios que ha sido proclamada. Para nosotros, los cristianos, la profecía
de Isaías de la primera lectura se cumple con la venida de Jesús, Mesías e Hijo
de Dios. En él, en su hora, en su sangre derramada en la cruz, se establece la
nueva alianza, en la que Dios se desposa con su pueblo. En el episodio de las bodas
de Caná, anticipando su hora por petición de su Madre en el signo del vino,
Jesús se manifiesta como el verdadero esposo de la Iglesia, representada por
sus discípulos y María. Pero este nuevo pueblo de Dios, nace del antiguo, no lo
sustituye ni lo reemplaza, y la relación entre ambos forma parte de los misteriosos
designios de Dios y de la hora futura que Dios tiene prefijada.
Muchas gracias.
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